El trato dispensado a algunos miembros de la comunidad judía cuando se acercan a las instituciones centrales, es el mismo que se le da al ciudadano argentino en cualquiera de los organismos burocráticos e ineficientes del Estado.
Quizás por ello, suena casi fantasioso pretender que en el seno de nuestra aldea las cosas fueran diferentes.
Así como en el país (y en buena parte del mundo) la corrupción se ha devorado los valores más profundos que sustentaban la libertad y los derechos humanos, en la comunidad judía, desde hace tiempo, la entidad que dice representarnos políticamente (La DAIA) ha desvirtuado casi por completo los ideales para los que fuera fundada, “la lucha por la defensa de la dignidad judía”.
Su falta de autocrítica, especialmente en lo actuado durante la dictadura militar, donde desaparecieron casi 2000 judíos, los homenajes a los policías que tenían que habernos protegido, los continuos coqueteos con los poderes de turno, las presiones para coartar la libertad de prensa (este periódico las sufrió en carne propia) y hasta su defensa a ultranza de lo actuado por el juez de la causa AMIA, a pesar de las irregularidades cometidas en la investigación, son ejemplos inequívocos de una postura elitista y acomodaticia.
EL OPUS DEI Y EL GRUPO VILA
En el año 1989, el Dr. Oscar Klier fundó una Universidad en el desierto mendocino. Un sueño que se gestó en Buenos Aires como proyecto de Educación Superior y que en 1994 se cristalizó con su reconocimiento como Universidad Nacional. Con 2000 alumnos fue considerado por los mendocinos como el proyecto más innovador de la región. En 1997, Klier fue elegido como el "Educador del Año".
En octubre de 1998 el mismo grupo Vila-Manzano-Terranova que lo había premiado diez meses antes, produjo un golpe mediático e institucional que lo forzó a dar un paso al costado. El Take Over Hostil- compra hostil - se planificó en el despacho de las máximas autoridades del Opus Dei en Mendoza. Todas esas evidencias fueron volcadas en una denuncia penal que patrocinó el Dr. Ricardo Monner Sans donde se demostró el marcado carácter antijudío de este accionar. Klier acusó a miembros del gobierno menemista de haber incumplido deberes de funcionarios públicos y de haberlo presionado a través de un golpe mediático e institucional para que la Universidad de Congreso pasara a manos del Consejo Empresario Mendocino. El caso también se presentó ante la Comisión de Derechos humanos del Congreso de la Nación.
En este caso están involucrados (como lo señalan los periódicos de la época), Susana Decibe, José Luis Manzano, Juan Carlos Mazzon (ex operador de Carlos Corach) ambos creadores de Guardia de Hierro, Daniel Vila y Orlando Terranova, entre otros empresarios.
Tampoco faltaron hombres del entorno del banquero Raúl Moneta.
El caso se convirtió en un escándalo de marcado carácter antisemita, cuya última expresión fue la publicación como primer libro de la biblioteca virtual de la Universidad, nada menos que Mein kampf, de Adolfo Hitler.
Nunca antes, ninguna Universidad del mundo tuvo esta iniciativa propagandística nazi.
En marzo de 2001, Oscar Klier presentó el caso ante las autoridades de la DAIA, y su presidente, José Hercman le aseguró que iba a elevar dichos documentos a "La Comisión Legal" de la institución, a cargo de su Vicepresidente, el Dr. Jorge Kirszembaum. Pasaron los meses y la respuesta fue sencilla: SILENCIO TOTAL.
Finalmente en septiembre de 2001, Klier concurrió al Estudio del Dr. Kirszenbaum con quien suscribió un convenio de honorarios, donde el profesional abogado cobraría el 15% sobre lo que se podría recuperar (La Universidad).
Desde ese entonces, el Dr. Klier solo recibió esta respuesta al silencio de la entidad comunitaria: "Durante las presidencias de Dr. Rubén Beraja y del Dr. Rogelio Cichowolski y en este período, la denuncia del Dr. Klier, por presunto accionar antisemita y discriminatoria de la mencionada Universidad, fue desestimada a partir de la documentación por él mismo acompañada y del estudio de otros materiales e informaciones que las respectivas Comisiones de Asuntos Jurídicos de la DAIA pudieron recabar; entendiendo que el conflicto presentado correspondía al ámbito personal devenía en relaciones comerciales y empresarias no teniendo ningún contenido antisemita que mereciera el accionar de la entidad".
Ante tamaño desatino, el Dr. Klier envió carta documento, el 12 de febrero de 2003, solicitando se le permita acceder a dichos expedientes a fin de compulsar las actuaciones pertinentes.
La DAIA no sólo que no se avino a mostrar "todo lo que hizo al respecto", sino que, lacónicamente, resolvió cortar todo intercambio epistolar.
Aquí es importante derimir si esta actitud soberbia de la DAIA tiene que ver con que la gran corporación Meller, que cuenta entre sus socios a José L. Manzano, es (desde los años de la dictadura militar) asesorada y auditada por el estudio Hercman y asociados (de José Hercman).
Ese enjambre de comunicadores, empresarios y políticos hacen a un proyecto nazi y antisemita: Cabe recordar que Moneta y Cia agravió a periodistas de origen judío como Horacio Verbitsky, Ernesto Tenembaum y Marcelo Zlotogwiazda, a los que señaló como los "JUDÍOS QUE PERSIGUEN A CATÓLICOS"
Mientras tanto, la DAIA (para no tener que enfrentarse a esta gente) sostiene que se trata "solo de un conflicto comercial".
¿Se aprovechan de sus cargos?
En Noviembre de 2001, varios diarios se hicieron eco de una denuncia presentada por el fundador y ex rector de la Universidad Congreso de Mendoza, Dr. Oscar Klier.
Klier acusó a los miembros del gobierno menemista de haber incumplido deberes de funcionario público y de haberlo presionado, para que dicha Universidad pasara a manos del poderoso Consejo Empresario Mendocino. La usurpación y despojo se habría planificado en el despacho de una de las máximas autoridades del Opus Dei Mendoza. Todas las evidencias volcadas en la denuncia penal convierten a este caso en un nuevo escándalo con marcado carácter antijudío y antisemita.
En estos días, la causa tomó nueva importancia ya que en la inauguración de la biblioteca virtual de la Universidad se presentó su primer libro electrónico, nada menos que MEIN KAMPF (Mi lucha) de Adolfo Hitler.
Con todas las pruebas y elementos que demostraban la usurpación y el ataque antijudío, el Dr. Klier se presentó antela DAIA (Delegación de Asocia-ciones Israelitas Argentina), en su sede central. Allí, fue recibido por el mismo presidente de la entidad, José Hercman, quien inmediatamente lo contactó con el vicepresidente de la entidad, el abogado Jorge Kirszenbaum.
Según consta en un convenio de honorarios, firmado entre Klier y Kirszenbaum el 5 de setiembrede2002, en el estudio de éste en la calle Paraguay 1114 Piso 3° de la Capital Federal, el Profesional (Kirszenbaum), toma a su cargo la gestión tendiente la resolución del conflicto con la Universidad de Congreso. El honorario se conviene en un porcentaje del Quince por ciento (15%) del acuerdo de cobro a que se arribe. Y agrega: En el caso alternativo en que la reclamación concluya con la recuperación del dominio de la Universidad del Congreso, los honorarios serán iguales que en la cláusula anterior, o sea del Quince por ciento sobre la base del valor de recupero de la institución mencionada.
En base a este contrato, es lógico preguntarse si la DAIA, que fuera creada para defender a los judíos contra todo acto de discriminación, no debería haber tomado el tema con seriedad y rapidez, y no dejar en manos de su actual Vicepresidente las actuaciones bajo el carácter de contrato privado, que no es otra cosa que un trabajo particular.
Oscar Klier no fue a buscar el asesoramiento de Kirszenbaum, sino su defensa por parte de la institución que debería hacerlo.
La DAIA ha desvirtuado casi completamente los motivos de su creación. Al día de hoy no sabemos si es una entidad defensora de los derechos de los judíos, una homenajeadora oficial de políticos y policías cuestionados, una agencia de noticias o simplemente un lugar para hacer negocios.
SOPAPO A LA DAIA
Dr. Pedro Resels
Palabras de Pedro Resels, en nombre del Movimiento Judío por los Derechos Humanos, en ocasión de la entrega del premio DAIA 2005 el día 31-08-2005:
No olvidamos que hace 22 años la bandera del MOVIMIENTO JUDIO POR LOS DERECHOS HUMANOS ondeaba por primera vez en las calles de Buenos Aires, llevada por Marshall Meyer y Herman Schiller, junto a Saúl Drajer, Eliahu Tocker, Baruj Plavnik, Fernando y Tamar Sokolowicz, Rosa y Pedro Resels, Ana y Manolo Grinstajn, junto a familiares de detenidos desaparecidos judíos y a miles de compañeros.
No olvidamos que hacen hoy 8350 días una infame solicitada firmada por la DAIA, la AMIA y la OSA nos acusara de favorecer al antisemitismo por realizar un acto donde fueron oradores Hebe de Bonafini y el Premio Nóbel Adolfo Pérez Esquivel, convocado bajo la consigna "Contra el Antisemitismo".
No olvidamos a aquel embajador de Israel que nos calificara como "Judíos Biológicos", ni ese informe con el que la DAIA pretendía explicar lo que había realizado durante la dictadura militar y sólo publica una lista mínima de nombres de detenidos desaparecidos señalando que pertenecían a tal o cual organización o que se le había secuestrado un arma o que se lo había aprehendido cuando estaba oculto en el consultorio de su padre.
No olvidamos que mientras en nuestro país desaparecían día a día decenas de compañeros, entre ellos 2000 judíos, el Estado de Israel se concentraba en venderles armas a los militares asesinos. Como dijera Renee Epelbaum, madre de 3 detenidos desaparecidos: "no quisiera enterarme que a mis hijos judíos lo asesinaron con armas israelíes".
No olvidamos que mientras desaparecían 30.000 argentinos, entre ellos 2000 judíos, el entonces presidente de la DAIA afirmaba que a la comunidad judía le convienen más los gobiernos de facto que los democráticos, porque aquellos controlan mejor el antisemitismo.
No olvidamos que estas actitudes antagónicas no surgen por simples disidencias o distintos enfoques sino porque para nosotros los desaparecidos eran compañeros de lucha, mientras que para el judaísmo oficial eran terroristas que estaban en la vereda opuesta de su causa. Los desaparecidos judíos, lo supieran o no, estaban mil veces mas cerca de las utopías de justicia de los antiguos profetas de Israel que los corruptos que condujeron a las instituciones judías.
Hemos dicho, y lo reafirmamos hoy, que nuestros compañeros detenidos desaparecidos, con métodos que no siempre compartimos, lucharon por NUESTRA Y VUESTRA LIBERACION como antes lo habían hecho nuestros hermanos, los combatientes del gueto de Varsovia.
No olvidamos que mientras acompañábamos a la compañera Laura Ginsberg en su denuncia al Estado Argentino, y al emblemático judío oficial de aquel entonces Carlos Corach, como culpable local del atentado a la sede de Pasteur 663, la dirigencia comunitaria, a cargo de un grupo de banqueros, cruzaba vergonzosamente la plaza de Mayo para pedirle perdón a sus verdugos.
Entendemos a la defensa de los derechos humanos, en las palabras de Albert Einstein, como "una lucha eterna en la que no habrá nunca una victoria definitiva, pero desfallecer en esa lucha significaría la ruina de la sociedad".
Y es por ello que no olvidamos. Y tampoco perdonamos a quienes no han hecho una pública, sincera y profunda autocrítica, que sólo será discursiva sin un profundo cambio en la representación política de la comunidad judía.
Es por todo ello, Señor Presidente de la DAIA que en nombre del Movimiento Judío por los Derechos Humanos, no puedo recibir de vuestra organización el premio DAIA 2005.
31-08-2005
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